LA CRISIS Y EL TERCER SECTOR EN ESPAÑA




Las crisis cuando llegan no discriminan. Aparecen a lejos, lentamente, como un banco de niebla lo van haciendo todo más y más borroso, hasta que sin darte cuenta ya no sabes donde estás y, lo que es peor, tampoco sabes hacia donde tienes que ir. La crisis te atrapó.

Las organizaciones humanitarias no van a poder abstraerse de la terrible coyuntura económica que nos toca vivir. Una peligrosa espiral está empezando a formarse en la sociedad, que como una gigantesca boa atenazará a los más débiles, a los mas vulnerables, hasta ahogarlos.

Durante años el tercer sector vivió en nuestro país una era de esplendor como no había conocido. Se fundaron organizaciones para abanderar causas justas de todo tipo y condición: sociales, educativas, asistenciales, de apoyo familiar, medioambientalistas, de denuncia, deportivas, de cooperación internacional, de ayuda a la emergencia... Enormes dosis de buena voluntad se unían y se volcaban en el trabajo voluntario para defender aquello que entendían más necesario y perentorio.

Durante los años de la expansión había recursos de sobra con los que poder llevar a cabo la acción. Todas las administraciones aportaban fondos para la subsistencia de estas organizaciones que en la mayoría de los casos venían a a paliar déficits asistenciales del estado del bienestar. Cuando las ayudas públicas no eran suficientes se podían apoyar en  las empresas que vivían un ciclo de beneficios sin precedentes. Las acciones de responsabilidad social corporativa proliferaban y hasta las pymes dedicaban recursos a este fin.

Las Cajas y sus obras sociales eran un maná sin fin de fondos para sostener ese entramando de organizaciones. Las convocatorias anuales de ayuda ya se habían convertido en un estándar del sector.

Mas allá, las personas tenían un entorno profesional estable y podían dedicarse a colaborar con su organización sin otras preocupaciones. Había recursos y sólo hacía falta su dedicación voluntaria.

Hoy la situación ha dado un vuelco. Las administraciones están recortando las ayudas de manera dramática, las empresas ya no presentan los beneficios de antaño y las Cajas... ¡Ay las Cajas! no sabemos ni que será de ellas. A esto se suma la problemática de cada una de las personas que antes se sentían más seguras en su entorno laboral, lo que les permitía dedicar tiempo y esfuerzos a ese trabajo voluntario.

¿Como afectará todo este entorno al movimiento asociativo humanitario?

Mi opinión  no es muy optimista, como tampoco lo es con la economía en general. Las estrecheces se llevarán por delante un montón de pequeñas organizaciones que venían trabajando en nichos de ayuda muy especializado. Se hace más necesario que nunca un análisis estratégico de ayuda al sector. Empezando por el plano autonómico y siguiendo por el municipal. Nuestro país todavía no ha consolidado de una manera profesional el tercer sector y de su vitalidad y fortaleza dependen un montón de personas sin recursos o con dificultades extremas para poder llevar un vida digna.

Personas sin techo, drogodependientes, familias atenazadas por atender a familiares enfermos, parados de larga duración, ancianos sin apoyo familiar, verán como las estructuras en las que se apoyaban desaparecerán poco a poco.  El estado del bienestar difícilmente podrá preocuparse ahora de ellos, si hasta la fecha se lo habían confiando a organizaciones de la sociedad civil.

Se acercan tiempos difíciles, más todavía de lo que pensamos, si no existe un esfuerzo colectivo de concienzación de la importancia que el tercer sector tiene en nuestra sociedad. Al igual que se desarrollan medidas de apoyo a la economía a toda prisa, se deberían de desarrollar medidas que ayuden a garantizar la sostenibilidad de las ong sociales. hay muchas pendientes: valorar el trabajo voluntario para oposiciones, desgravaciones fiscales de verdad para las ayudas empresariales al sector, medidas fiscales como el iva que no pueden repercutir, bonificaciones al empleo...

Parece que no se está pensando en estas cosas y cuando se haga puede ser demasiado tarde. La crisis no respeta ámbitos, no conoce fronteras y la sostenibilidad humanitaria es una asignatura pendiente. las serpientes también lanzan advertencias







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